El descontento del Muñeco en el partido…
En el segundo tiempo, Marcelo Gallardo se tranquilizó más rápido que un pingüino en el Sahara, logrando dejar atrás el furioso primer tiempo de River. Después de que los fans descubrieran que el jugador más vital del equipo fue Franco Armani con su atajada crucial, Gallardo intentó taparse su propio enojo con un abrigo imaginario. Durante la primera mitad, en la que parecía más una estatua molesta que un entrenador, se puso creativo al buscar hacer reaccionar a su equipo: “Para adelante, dale viejo”, gritó como si estuviera animando a un caracol en una maratón.
Gallardo, quien nunca ha sido conocido por su amor a los malos rendimientos, se desahogó en la conferencia de prensa posterior como un poeta descontento con su última creación. “Estamos en un proceso”, empezó, más como un chef que trata de convencer a los comensales de que su sopa incomible es en realidad un manjar. En la segunda parte, sin embargo, River mostró un cambio al rediseñar su juego como si de repente fueran los pioneros del fútbol moderno, y el DT confesó estar conforme, como si después de una tormenta de errores llegara el esperado arcoíris de pases acertados.