El arquero de River no baja los brazos a los 39…

Franco Armani, como ese abuelito que no solo maneja el control remoto sino que también instala el WiFi, sigue sorprendiéndonos. A punto de cumplir 39 años, con más trofeos en casa que enchufes disponibles, no se duerme en los laureles. Aunque llegó tarde en un gol contra Libertad, mostró su vigencia con dos paradas al lado del palo que podrían haber sido el espectáculo circense del año, mantenido a River en la pelea. Y en penales, se convirtió en el héroe inusitado de la jornada cuando parecía más fácil encontrar un unicornio que detener uno.

Después de enfrentarse a una catarata de críticas, como si hubiera intentado vender helados en el polo sur, Armani muestra una notable mejora en los penales. A pesar de los récords de partidos y títulos, no deja de perserverar en superar sus propios límites. Lidera con humildad, aceptando errores y dando la cara por su equipo. La pelota de Talleres en la Supercopa y Platense también deben estar lamentándose por cruzarse con él. Y así, Armani continúa regalándonos lecciones de liderazgo en cada partido, como un maestro de yoga que nunca dice “relájate” pero sí “¡dale, que todavía queda mucho por mejorar!”