Lencina anota tras el susto del palo de San Martín…
River disfrutó en el primer tiempo de la precisión que San Martín SJ olvidó en su casa. En un inicio que parecía más una pelea de almohadas que un partido, la visita casi abre el marcador. A los 16 minutos, Maestro Puch recibió un pase reparador de insomnios, corrió como si le persiguiera un perro gigante y quedó frente a Armani. Se animó con un remate al ángulo del arquero, pero terminó saludando al poste. River, que ya le había pedido al palo ser su mejor amigo, aprovechó la cortesía: 120 segundos después, Lencina convirtió tras recibir en el área de Subiabre y dejó a Macagno preguntándose si estaba en el lugar correcto.
Como si los goles estuvieran de 2×1 en el súper, a los 21 minutos Salas firmó la extensión de la ventaja. Se despachó con un golazo de esos que hacen que la abuela quiera pedirle autógrafos incluso al árbitro. River así disfrutaba de un marcador que los dejó más felices que niño con juguete nuevo, mientras que San Martín se fue al descanso observando cada poste del estadio como si fueran enemigos enojados.