El Pulpo y su show de paradas en el Bajo Flores…
Ah, el fútbol argentino, donde hasta la pelota tiene que calzarse botines de seguridad. En el duelo entre River y Riestra, las emociones estaban a flor de piel, o al menos eso esperábamos. La realidad es que del juego físico pasamos a un festival de piernas y marcajes que ni siquiera un coreógrafo podría orquestar. Franco Armani, con su análisis post-partido, dejó claro que si no fue un estilo Ballet Ruso, fue porque solo se dedica a atajar balones, no a dirigir orquestas.
“El Malevo planteó una lucha, no un partido”, podría ser el resumen del Pulpo Armani sobre el 0-0, en el que River intentó abrir el arco rival pero terminó tomando un master en circo acrobático. Cuando el tiempo se acababa, y el árbitro revisaba cuánto faltaba para el postre, un centro llovido casi deja a River lamiéndose las heridas. Pero allí estaba el Pulpo, salvándonos del naufragio con un manotazo a lo David Copperfield que dejó a Pedro Ramírez pasando saliva.
Claro que no basta una buena actuación. Con sus innumerables intervenciones, Franco mostró que tiene más vallas invictas que un campeonato de jardinería y, de paso, su rival Ignacio Arce lo aplaudió con un “Es un orgullo que un campeón del mundo me tire flores bien desinfectadas”. En fin, Armani sigue siendo la razón de que millones de hinchas durmamos tranquilos. Cuando no puede Gallardo, siempre está el Pulpo, y no necesita ponerse mangas largas.