Tripulación despegando hacia el banderazo limeño…
¡Agárrense fuerte, que despega el AR 1976 con más ilusión que un chico en juguetería! Marcelo Gallardo, más sonriente que el gato de Cheshire pero sin desaparecer, lleva a su tropa en el ala de un avión llamado obsesión. Como cada fanático un lunes sin café, el equipo busca levantar su imagen para la Copa Libertadores, pero antes de los goles, se aseguraron de no olvidarse las sonrisas ni las selfies.
En el aeropuerto, la escena parecía digna de una telenovela futbolera: 25 galanes en pantalones cortos, con Enzo Francescoli y Leo Ponzio lanzando miradas estoicamente seductoras cual superhéroes del balón. Fanáticos de todas las edades se arremolinaron, como si River repartiera churros gratis, y los jugadores dejaron sus vidas en la tinta de los autógrafos, con Franco Armani y Paulo Díaz coqueteando con cada pestañeo y flash de cámara al estilo rockstar.
La aventura peruana se pintó de rojo y blanco en el vuelo hacia Lima donde esperaban un recibimiento de superproducción hollywoodense preparada por la filial de River, trapos al viento cual superhéroes estrenando capa. Tras unos cuantos saques al mar, ya piensan en el banderazo que promete ser más épico que la presentación de un truco de Houdini. ¡Vamos, River, que te esperan en Lima con pompones y cotillón bien arriba!