Enzo Pérez y su cátedra de aguante monumental…

Imaginate a Enzo Pérez, nuestro maestro de ceremonias futboleras, diciendo: “¡Tranquilos, muchachos! Nada de pánico, que cuando jugamos hasta el perrito del vecino se suma a la platea”. Y es que si hay algo de lo que este volante mendocino puede alardear, es de saber actuar ante una marea de hinchas eufóricos —con menos drama que el vendedor de helados en un verano porteño.

Dicen que en el Rose Bowl de Pasadena esperan que miles invadan las gradas, pero Enzopé se las toma con calma, más tranquilo que arquero en partido de solteros contra casados. “Tenemos una platea con el mismo espacio que el bar de la esquina vendiendo choripanes el Día del Trabajador”, afirmó. En su mundo, los partidos parecen más una reunión de amigos donde la pasión se lleva en el cantito desaforado.

Con la mística propia de héroe de tira cómica, Enzo mira al partido contra el Inter como quien enfrenta al monstruo final en un videojuego ochentoso. Usando toda su sabiduría otorgada por el Míster Gallardo, que según dicen, puede ver futuro y mejorar jugadores con la eficacia de chef levantando tortillas. Así, el volante de River prepara a sus mosqueteros para el duelo del siglo, porque ¡oh sí!, el Mundial nos espera con más nervios que final de telenovela.