El Muñeco se rinde ante un Castaño descafeinado…

Imaginate esto: un vendaval colombiano llega al Monumental con la fuerza de un cafecito cargado y la precisión de un reloj suizo. Kevin Castaño, el nuevo niño mimado de River, salió al césped como si ya hubiera estado ahí desde los tiempos de Labruna, y demostró que negociar por él fue más largo que el libro de la Selva de Kipling. Dos meses y una cifra digna de la Reserva Federal, pero ¿quién está contando, verdad?

Marcelo “el Muñeco” Gallardo, que parece tener en su ADN una fábrica de elogios, declaró sin pestañear: “Este muchacho juega al fútbol como pez en el agua”. Y claro, el hombre llega, se adapta, se asocia, juega, ¡y hasta parece que baila cumbia con la redonda! En el partido contra Barcelona, no la rompió, la destrozó. Ahí está, el volante colombiano que conduce el mediocampo como trapecista de circo, y ya se pasea por el Monumental con la gracia de un malabarista feliz en un cumpleaños infantil.

En su último espectáculo, Castaño tocó la pelota más que el gato de un mago en Las Vegas. 90 toques, 91% de pases acertados, y hasta creó oportunidades de gol como si estuviera en el show de David Copperfield. River necesita más trucos como estos, porque si sigue así, el equipo entero va a pedir autógrafos antes de cada partido. Y Kevin, con su caño de elección, podría convertirse en el nuevo mago del equipo y, qué decirlo, en el conductor del Gran Circo Monumental.