Díaz y el gol de Talleres: la comedia de errores…
Imaginen ustedes, queridos parroquianos del fútbol, que el queridísimo Paulo Díaz, más conocido en su barrio como “El GPS enredado”, protagonizó una escena que parece sacada de una sitcom futbolera. En el partido contra Talleres, el chileno leyó la jugada como quien intenta leer un diario en chino mandarín: fue directo a interceptar un pase que existía solo en una dimensión paralela, ¡mientras el delantero de Talleres ya se había tomado un avión directo a la meta contraria! ¡Ole y ole!
Pero ahí no termina nuestra tragicomedia futbolística. En un intento de recuperación tan veloz que ni el correcaminos se lo creería, a Paulo le dio tremendo tirón que lo dejó plantado en la cancha como un espantapájaros con rampa en el muslo. Con el rostro más compungido que cuando uno ve que se le escapó el 2×1 en la app del teléfono, se dejó caer en el césped del Monumental para luego ser envuelto cual sushi futbolero por los médicos, mientras le aplicaban hielo, salsa wasabi, y diagnosticaban un desgarro dignísimo de un capítulo de “Los Supercampeones”.
¿Y ahora qué? Popurrí de ausencias se vienen para el Muñeco Gallardo, porque nuestro Paulo se pierde más partidos que un zorro en un gallinero. Ni estará para enfrentar a Gimnasia, ni hará presencia elegante en Independiente del Valle, ni mucho menos en el superclásico contra Boca. Queda el vacío, el vacío y más vacío para River en defensa, donde el Muñeco tendrá que hacer malabares que envidiaría un circo itinerante para recomponer a un equipo que ya parecía encontrar el ritmo. ¡Que tiemblen los rivales, o al menos sus músculos posteriores!