Abrazo eterno post River-Talleres…

Imaginate un momento digno de una novela futbolera: después de un partido tan empatado como el horario del almuerzo y la siesta, Federico Girotti salió del vestuario con la energía de un superhéroe para encontrarse con la familia de Paulo Díaz. ¡Y qué encuentro, señores! Abrazos, risas y unos hijos que no cabían en la camiseta de felicidad. Hasta parecía que habían ganado la final del universo. Los íntimos amigos no se dejaron desanimar por el aburrido 1-1: si no puedes ganar en la cancha, al menos gana en abrazos cariñosos, parecen decirnos.

Este tándem de amigos se remonta a la pretemporada de 2021 en Orlando, cuando compartieron habitación, palos de selfie y tal vez pantalones cortos. Esos días de calorcito yanqui fueron suficientes para solidificar una amistad tan fuerte que ambos podrían haber jugado a los hermanos gemelos en una telenovela chilena-argentina. Tanto, que incluso se van de vacaciones juntos, como esas comedias de viajes en las que solo falta un perro que hable y una guitarra desafinada.

Pero no todo fueron caramelos y confeti en la noche del Monumental: Paulo Díaz tuvo un ritmo de sprint tan incierto y alegre como quién juega a la rayuela ciego y terminó con un isquiotibial en huelga. Una lesión que, de confirmarse, podría ser lo más emocionante que les pase a sus músculos desde que se lesionó pateando una botella de agua. Así nomás, estas dos familias continúan demostrando que en el fútbol no todo es ganar, también podés perder… ¡pero con estilo y cariño!