El Muñeco entre jugadores al borde del espagueti volador…
Dicen que Gallardo no solo es un genio táctico, sino también un maestro del equilibrio futbolístico, o al menos eso intenta en su nuevo reto galáctico. ¡Cuidar a sus jugadores para que no se desarmen antes del Superclásico es casi como pedirle a River que gane el Súper con 11 estilistas! Entre la espada y la pared, el Muñeco debe decidir si tirar toda la carne al fuego contra Gimnasia o reservar a sus hombres para la altura de Quito, donde el aire es tan escaso que los hinchas respiran con sorbetes.
Y como si eso no fuera suficiente, Martínez Quarta está a una amarilla de desaparecer más rápido que un helado bajo el sol de verano. En tanto, Pezzella y González Pirez se preparan para tomar las riendas de la defensa, como si estuvieran listos para evitar que aliens les secuestren las pelotas. Pero las lesiones musculares siguen multiplicándose como conejos, y el viaje a Quito es lo más cercano a una expedición a Marte que vivirán los millonarios.
Para colmo, Gallardo tiene a Kranevitter de vuelta al ruedo, casi como el resurgir de un Jedi, y al joven Mastantuono que es la joyita que guarda bajo siete llaves, cuidándolo más que un chocolatín antes del recreo. La misión: equilibrar el desgaste físico como un Jedi del balón, y rezar para que el domingo en el Monumental, el elenco titular llegue fresco como una lechuga lista para enfrentar a Boca. ¿Podrá escapar Gallardo de este laberinto o se dejará conquistar por el minotauro azul y amarillo? Solo el tiempo lo dirá.