River en Quito: más que un partido, un culebrón…

Marcelo Gallardo y su equipo de valientes viajarán a Quito, la ciudad de la eterna siesta, donde las pelotas ruedan a 2.850 metros sobre el nivel del mar, y parece que las congelan en el aire. El River del Muñeco, decidido como un equilibrista en un alambre de fideos, se enfrentará al temido Independiente del Valle en un estadio que muchos aseguran es el mejor lugar para contar ovejas en Ecuador.

Desde que la cordillera se levantó más alta que el ego de un zaguero luego de tirar un caño, River y Gallardo no han logrado un puntito ni mojar las redes en Quito. El panorama pinta como una telenovela: Gallardo desenvainará un plantel más ágil que una liebre en patines, mientras sus jugadores intentan aguantar la respiración y contener los respiros de ansiedad por el superclásico con Boca que sigue en el horizonte, como el oasis futbolero que nunca parece llegar.

La misión es clara: devolver las cuentas a la normalidad y repasar la historia como si el Everest fuera un chiste de altura. Esta semana, lo esperan con pronóstico de lluvia y una lupa sobre sus capacidades de supervivencia. Después de todo, para Gallardo y su banda de héroes, ganar en Quito suena más difícil que bailar tango sobre una nube, pero el fútbol es la excusa perfecta para soñar lo imposible.