La postal celestial del fútbol argentino…

Érase una vez un Papa futbolero que, de tanto besar balones, casi cambia el mate por una pelota. ¡Así es, señoras y señores! Nuestro querido Papa Francisco, fan absoluto de San Lorenzo, tenía un rincón especial en su corazón papal para River Plate. En esos intercambios de camisetas, D’Onofrio le prometió que no confundiera la sotana con la camiseta de River, aunque, para ser justos, esas jugadas celestiales pueden ocurrir en los mejores estadios celestiales.

La anécdota explosiva ocurrió cuando D’Onofrio, con la sutileza de un zorro que se viste de gallina, dejó en pausa al Papa en plena Plaza de San Pedro, regalándole una camiseta firmada por los campeones de la Libertadores. En un guiño digno de goleador, Francisco, con picardía divina, menciona que a veces se toma un “caldito de gallina”. ¡Qué cátedra de humor celestial y futbolero! Sin duda alguna, el olimpo azulgrana dejó su huella hasta en el Vaticano.

Villareal, otro enviado del estadio Monumental, repitió la fórmula mágica hace unos años, llevando camiseta y pelota, como si de un mago del fútbol se tratara. El Papa, un estratega de los más intrépidos, nos dejó claro que, más allá de la rivalidad entre hinchadas, el fútbol une más que pega. ¡Francisco, el crack de los credos, el goleador del diálogo y maestro del humor sagrado, nos enseñó que, al final, todos jugamos para el mismo equipo celestial!