La batalla del Monumental es un cúmulo de emociones…

¡Se viene el superclásico más esperado del siglo! Un partido que sacará chispas más rápido que un asado en Navidad. Imaginen a River y Boca como dos gauchos en un duelo épico, pero en vez de facones, llevan una pelota donde los goles valen como si fueran milanesas gratinadas.

Llegan a este encuentro como dos boxeadores después de un buffet libre. River, rodeado de expectativas y con algunos jugadores entre algodones, entra en su Monumental habiendo pasado por más dramas que un capítulo de telenovela. Entre empates sufridos, lesiones inoportunas de Paulo Díaz y una clasificación tranquila, están como esos campeones de truco que siguen apostando aunque las cartas no se lo permitan.

Por otro lado, Boca arriba con toda la confianza, como si hubieran encontrado diez pesos en un pantalón viejo. Sin Cavani, la estrella del rock que ilumina cualquier recital (o partido en este caso), Gago deberá hacer magia con la delantera. Las ausencias de Herrera y el cansancio de Zenón parecen haber armado una defensa llena de agujeros, como un queso gruyere local. Con 85.018 hinchas en las gradas, ¡este choque va a ser más caliente que un verano en Mar del Plata!