Cuanto más viejo, más Pulpo…
En el mundo del fútbol, donde los arqueros muchas veces quedan inmortalizados por una sola gran atajada, hay uno que no necesita capa ni antifaz, pero sí varios tentáculos: Franco Armani, el Pulpo de River. Como si fuera el último defensor del planeta en una invasión alienígena, Armani deslumbra cada vez que suena el himno superclásico. Dicen que su presentación en sociedad fue con una copita en Mendoza y desde ahí, no hizo más que añadir capítulos a su cuento de hadas pero con guantes y mucho picante.
Este domingo, al mejor estilo deporte-extremo-más-que-extremo, Armani se puso el equipo al hombro sin despeinarse ni un solo bigote. Como un relojito que nunca atrasa, plantado en la recta final, se encargó de salvar a River con dos atajadas que ni un pulpo de verdad logró nunca debajo del agua. Parece que Estratega surgido de Atlantis asomó su poder en cada mano. A lo Bruce Wayne del balón, resultó ser el héroe que los Millo necesitan cuando se encienden las luces de emergencia en el Monumental.
Dicen en el verde césped que hay un rumor sobre un tal Conan Ledesma como posible destronador. Pero es un chiste, claro. Tendría más chances Robin Hood de robarle las flechas a Cupido. Armani sigue como una muralla impenetrable, anotándose una y otra vez como el mejor arquero en la historia de los superclásicos modernos. Y para quienes dudan: el Pulpo cuenta con un récord solo superable por un pulpo de verdad… ¡Siempre presente en el Arco Invencible!