Amarillas que soplan al viento en Núñez…

Después de ganar un superclásico, la fiesta sigue como un asado familiar que se niega a quedarla corto. Los hinchas de River festejan como si cada gol tardara años en envejecer, pero Gallardo no se duerme en los laureles, ¡con esta siesta la cosa no se duerme! El Monumental se prepara para recibir a Vélez, mientras dos jugadores, Maxi Meza y Marcos Acuña, están con más amarillas en su haber que un ejército de Minions marchando por las tribunas…

Si reciben una más, los dos se tendrán que vestir de hinchas en los octavos, mirando el partido desde la grada con la misma desesperación que un mosquito en una farmacia anti-insectos. La escena ya la hemos visto antes: Lucas Martínez Quarta bailó al borde del abismo en La Plata, ¡y ahora contorsionan Meza y Acuña al ritmo de la sintonía amarilla! Es que el reglamento es claro como un silbato de árbitro: llegás a cinco amonestaciones y conocés el banco de suplentes… pero no el de los jugadores, el de la tribuna.

Pero atención, porque las emociones no se detienen: como si el guionista del fútbol hubiese tenido un día creativo en la oficina, Montiel está fuera por lesión en modo “jubilado piantado” mientras Paulo Díaz, su alter ego, recibe el alta médica listo para la acción. ¡Ah, y Giuliano Galoppo, con más calambres que cuando intentás saltar la soga después de los 30, ya está listo para sudar la camiseta como si la hubiera ganado en una rifa!