El misterioso arte de hacer goles y pizzas…

¡Atenti! Sebastián Driussi, el hombre que convierte goles como si horneara una pizza de metro cincuenta, ha comenzado a justificar esos 10 palos verdes que River dejó en el banco como quien apuesta al número ganador en la ruleta. El Muñeco Gallardo, con su pizarra de mago del fútbol, lo soltó en el césped como quien libera a un león en una fiesta de antílopes, y Driussi ya gritó tres goles en tres partidos, como si su vida dependiera de completar el álbum del Mundial.

El desafío no fue sencillo. Al volver a Argentina, Driussi tuvo que adaptarse no solo al fútbol, sino al ritmo de vida de un porteño promedio ¡y eso que todavía no probó un choripán de la Costanera! Su readaptación fue tan meticulosa que casi pareció un reality show de esos en los que alguien cambia de identidad. Pero ahí estaba Gallardo, como un director técnico y terapeuta motivacional a la vez, cuidándolo como a una plantita que recién vuelve del desierto de Texas.

Y claro, ¡dejó contentos a todos! En especial a Borja, que celebró los goles de Driussi como quien festeja una promoción 2×1 de empanadas. Ahora, con el grito de gol sellando la firma de la jugada, la afinidad Driussi-River se desliza con la certeza de ser una inversión tan fructífera como un viñedo que da Malbec. ¡A cuidarlo que es valioso, pero también pícaro el gordo este!