El Monumental se convierte en una feria delirante…

¡Agarrate, Catalina, que se viene un carnaval de esos que el Monumental no ha visto desde la invención del choripán! El mismo estadio que aún tiene eco del golazo al ángulo de Mastantuono más curvado que banana en feria, y las atajadas de Armani que asustan más que cuando encontrás al vecino en ojotas en la terraza, será el escenario de un nuevo capítulo en la telenovela futbolística que es la vida del hincha de River. Porque tras el inolvidable 2-1 que mandó a Boca directo al sauna de crisis, River se acomoda los lentes de sol y se sienta a esperar qué magia le depara el destino contra Vélez. El Gallardo está con ganas de poner una escuelita de futbolito en pleno partido, y sus enemigos tiemblan tanto que ni el termotanque se anima a calentar a menos de medio metro.

Pero la realidad es que ahora todo depende de lo que River haga con Vélez, que llega al Monumental con la cara más seria que sandwich de jamón y queso. Si River gana, asegurate de tener el calendario listo porque el destino más probable sería un match con Barracas que promete ser un huedazo al alma. Perder, en cambio, significaría echar suertes entre Tigre o Independiente, y ahí lo mejor es rezarle al dios del esférico por lo que vendrá. Pensar en un superclásico es como encontrar una lata de duraznos en almíbar en pleno diluvio: no sabes bien si alegrarte o empezar a cavar un refugio.

Mientras tanto, en el banco de Vélez, el Mellizo Guillermo Barros Schelotto afila la estrategia cual cocinero preparando un asado para diez, porque para él este partido viene con extras: el regreso al Monumental después del 09/12/18. Sí, el partido de la final que aún ronda en la memoria más que golpe de calor en enero. ¿Podrá salir airoso o estará más perdido que paraguas en día soleado? Queda esperar el desenlace de esta tragicomedia, donde el balón tiene la última palabra, y que ojalá venga con cuotas de risas, goles y alguna que otra cargada por lo bajo entre hinchas mientras dura el show.