Gallardo y sus gladiadores listos para el show…
Guayaquil tiembla más que flan en terremoto porque el Domingo llega un River Plate en modo Godzilla para enfrentar al Barcelona local, no confundir con el de Messi, que nos deleitará con su DT Segundo Castillo, tan estrafalario que hasta su peinado es un fit entre Dalí y un cóndor volador. Gallardo con su ejército está más afilado que cuchillo de parrillero antes del asado y planea dejar huella, como si el Guayas fuera playa de arena húmeda. ¿Podrá el equipo del Muñe bailarle el jarabe tapatío a los ecuatorianos y llenar la clasificación a octavos de la Libertadores como quien llena una parrilla con chinchulines?
El equipo del “Muñeco” ya no es una criatura de laboratorio, ahora es una bestia desatada que picha puntos como quien saca cotillón en cumple de 15. Las aguas del noroeste sudamericano lo esperan con la misma paciencia que la Suegra espera el cordero de cordero en Navidad. River, en cambio, llega como plato fuerte, como un tiburón que probó sangre y olió más. Y mientras Segundo Castillo se preocupa por ajustar su corbata, los de Núñez ajustan su estrategia mejor que goma nueva sobre pavimento.
Después del empate con el Independiente del Valle, el conjunto millonario ya no gatea, ahora da zancadas como Pedro el Grande por la alfombra verde. Y no es para menos: las fichas que no encajaban en el puzle de Gallardo al fin cobraron sentido, cual cubo Rubik resuelto por un ninja de dedo veloz. En el horizonte, se avecinan playoffs del torneo local y la sobremesa que implica ganar en la copa. Mientras tanto, la barra, optimista, arma el siguiente canto: “¡Second Castillo, cuidado con la movida del Muñe, que a cantar en tu ranchera vienen!”.