La Gran Gala del Fútbol Chaplinesco…
Parece que el equipo de Gallardo se enfrenta a un desafío que podría haber sido sacado de una comedia de Charlie Chaplin en el Monumental. Después de surcar las alturas de Quito como un cóndor con vértigo y de bailar el tango más apasionado en el superclásico, ahora deben hacerle frente al Guapo de Barracas, quien, se dice, vendría con una trompeta para tocar el ‘Despacito’ del fútbol: explotar el mínimo error y dejar el máximo ruido. Atención, ¡que en el menú del lunes no hay margen para el pollo al horno, solo para mano a mano servido bien colorado!
Nuestro querido Muñeco Gallardo anda reafirmando su estilo con los mismos bríos con los que un hincha se empuja un chori completo a la media hora de estar en la tribuna. En esta especie de MasterChef futbolero, River ha cocinado una resurrección que haría llorar al mismísimo Lázaro, llenando el Monumental de euforia con 85.018 almas, todas armadas con cucharas y tenedores para darle al rival una cucharada de relojito.
El partido de hoy promete ser una obra maestra de las confrontaciones directas, algo así como el milagro de los Pan y los Melones. Con un toque de Rock & Goal y la guitarra de Gallardo afinada para cualquier acorde, los chicos se verán en la contienda definitiva para demostrar que el River de Gallardo ha renacido, más poderoso que las ofertas de lunes en el supermercado. Un River que bien sabe que para vencer al Guapo se necesita más que empeño: se necesita un manifiesto de elegante osadía.