Gallardo, el mago del Monumental…
River plate, el nuevo Hogwarts del fútbol, viene de romperla más que un jarrón en casa de abuela. Los fanáticos del fútbol están como pibes con PlayStation nueva, después de que el equipo millonario rompiera su sequía goleadora, pasando de anotar menos que un equipo de jubilados a convertirse en una máquina de hacer goles… ¡más de tres por partido! ¡Parece que el Muñeco les prestó una varita!
El secreto está en el medio campo, pero no es una pócima mágica. Con Enzo Pérez y Castaño haciéndole de GPS humano a la pelota, el juego fluye como el tráfico en domingo. Nacho Fernández está de francotirador, listo para embocar donde nadie lo ve venir. Mientras tanto, Driussi, con más goles que la ensalada rusa de la abuela, está imposible de parar. Entre ellos y las subidas de los laterales, el Monumental vibra tanto que temen que de un momento a otro salga volando como el estadio de un partido de Harry Potter.
Con tales números, no es de extrañar que los hinchas sueñen con semifinales y sigan llenando el estadio cada partido llenos de ilusión. La cosa, querido lector, es que en un River Plate donde hasta los pastos del Monumental creen en el milagro del gol, Gallardo se ríe en la cara de los equipos rivales, mostrándoles que, al fin de cuentas, la verdadera magia es la del fútbol bien jugado.