El fichaje más argentino desde el asado…

Resulta que Giuliano Galoppo tenía la mira en River desde que usaba los pantalones cortos de Boca. Sí, el destino era Núñez y no porque sean buenos los choripanes enfrente del estadio, sino por culpa de un tal Marcelo Gallardo. El Muñeco jugó sus cartas y como un mago de feria, ¡pam!, hizo aparecer a Galoppo en el Monumental como quien saca un conejo de la galera. “No fue un capricho, fue una estrategia” decía el padre Marcelino, que sostenía más firme esta idea que un defensor en tiempo de suplemento.

El hombre tiene un objetivo: la perfección. Parece que se encierra en casa y en vez de mirar novelas, repasa cada pase como si estuviera jugando en la consola. Se enamoró de la banda roja por su prestigio, que dice él, está a la altura de los grandes como Inter o Milán. Y claro, Marcelino notó que el equipo demandaba una constante demostración de habilidad. Ahora Giuliano se mueve al ritmo de Enzo Pérez y compañía, ¡un mediocampo que sabe de magia y gambeta más que el Mago Capria!

Galoppo ya pintó su nombre en el marcador en la altura de Quito con un gol que ni en sueños lo hubiera pensado. Su viejo se enorgullece recordando los goles en San Pablo y en el Paulista, pero este acertijo de número 13 en su camiseta tiene los broncos sueños de ser campeón de todo. Libertadores, Mundial de Clubes, ¡hasta la Esperanto Cup si le ponen enfrente! ¡Atenti que este muchacho va por más y no come banco ni con cucharita de café!