El Pulpo y el Trueno metidos en lío amarillo…
¡Atención caracoles y creyentes de las cédulas solares! River Plate llega a su partido contra Universitario con más suspenso que una telenovela mexicana. Franco ‘Pulpo’ Armani y Kevin ‘Trueno’ Castaño están al borde del abismo disciplinario. Solo falta que les tiren una banana en el campo y la resbalen como Carlitos Chaplin en busca de su tercera amarilla. Al parecer, estos dos son más peligrosos para el árbitro que un código de barras mal leído en el supermercado.
Nuestro queridísimo Gallardo, el muñeco mágico, tiene que decidir: o protege a sus muchachos como hermana sobreprotectora o los deja en el campo, arriesgándose a que una fervorosa tarjetita amarilla los mande directo al rincón de los castigados para los octavos de final. Mientras Armani, el hombre que pausa más que un semáforo viejo, y Castaño, el trueno colombiano, juegan al filo de la navaja, los hinchas se comen las uñas como si fueran pochoclos en una peli de terror.
Las reglas del fútbol son tan extrañas como una jirafa en bicicleta: las amarillas se borran después de la fase de grupos. Pero claro, si reciben una más antes del final de esta etapa, se quedarán viendo los octavos desde casa en pantuflas y con una limonada. Si el Pulpo pasa este escollo, subirá un peldaño en el Olimpo de los porteros. ¡Que alguien prepare una estatua de él abrazado a una caja fuerte de tarjetas amarillas!