Gallardo, el alquimista de Núñez…
En el reino mágico de River, donde la pelota es un trofeo que necea, Marcelo Gallardo, nuestro Merlín del fútbol, está haciendo alquimia. ¿El secreto detrás de su sonrisa pícara y sus ojos chispeantes? Quizás guarda pócimas mágicas en esos botines o entrena a sus jugadores con conjuros místicos. Para Gallardo, perder un partido es como que se acabe el papel higiénico: un problema menor y temporal.
Mientras los hinchas de la Banda sufren más que una cucaracha con spray entre la escoba y el chinelazo, el Muñeco solo ve la victoria como una orden natural del universo. Según los astros riverplatenses, se viene una épica digna de El Señor de los Anillos en versión Millonaria, enfrentando rivales que, para la mente Gallardesca, equivalen a duendes de poca monta. En la Libertadores se ríe del sorteo más complicado como si le hubieran ofrecido la última factura de la panadería.
Preparándose para el Mundial de Clubes, Gallardo frotamente sus manos como un brujo encantador mientras planea domar titanes del fútbol global. Eso sí, más vale cuidar la cabellera, no sea cosa de que la presión se le suba a algún cabello revoltoso. A todas luces, el Muñeco está listo para bailar una cumbia con el destino. ¡Apunten bien, que River trae truco bajo la manga!