El gladiador regresa justo a tiempo para enfrentar al Inter…

En el mundo del fútbol, cuando parece que todo está en tu contra, aparece un héroe inesperado. En este caso, estamos hablando de Santiago Simón, un tipo que, al parecer, tiene más resistencia que un neumático todo terreno perdido en la Patagonia. Simón, que luchaba contra una sobrecarga muscular peor que intentar abrir un alfajor duro en invierno, ha logrado finalmente quedar a disposición de Marcelo Gallardo para el partido del miércoles contra el Inter. Dicen que en el último entrenamiento, quedó tan bien que se lo vio corriendo más rápido que un queso rodando por una ladera inglesa.

Aunque no es seguro si será el titular en el partido que se jugará a la caza del pase a octavos en Seattle, Simón es como el Tío Rico de River: puede ser que no sea el rostro más esperado, pero todos saben que su presencia es un alivio. En un partido donde las bandas serán más importantes que las de rock en un festival, el regreso de Simón es el comodín que Gallardo necesitaba para no quedarse en modo “se busca” del partido.

La temporada de Simón viene con altibajos, como un relato de cine de domingo a la tarde. Con sus 668 minutos en 15 partidos, tiene más aventuras que un capítulo de telenovela turca. Sin embargo, cada paso que da tiene a los hinchas soñando con finales explosivos como un gol en el último minuto. Esta historia inesperada del gladiador que golpea a la puerta del once titular justo a tiempo sigue su curso y quién sabe, quizás el miércoles sea el comienzo de otra épica aventura para el club de Núñez.