Mastantuono: la joya que llora como cebolla…

Resulta que el pequeñín de River, Franco Mastantuono, comenzó a llorar como si le hubieran quitado su helado. Claro, con 17 años, es comprensible que las hormonas hagan estragos. Los mismos clubes que deciden comprar jugadores como si fueran caramelos, miraron al joven Mastantuono y dijeron “¡A este lo criamos nosotros con nuestras mimosas manos!”. Y ahí van, desembolsándose 70 milloncejos, como quien compra un kilo de papas fritas en el estadio.

Ahora, Gallardo, como un superhéroe sin capa, intentará plantar nuevos talentos en el, a veces, desierto campo de River. Uno que ni siquiera se enteró si Xabi Alonso es jugador o mago, ya que apenas le habló, ¡Puff! se fue a los Estados Unidos, hipnotizado. Casi, casi, parecía un truco de esos torneos de magia del Mundial de Clubes, donde el pobre Franco no logró encajar ni un truco de cartas.

Eso deja a Gallardo enfrentándose a una montaña rusa de emociones, entrenamientos y un vestuario que parece una casa de locos. Intentará que Mastantuono vuelva como un bonsái bien cuidado. Después de todo, cuando fulanito te compra por millones, el escenario pasa de ser el cuarto pintado en casa a ser la escena de un drama digno de televisión. ¡Qué les puedo decir! ¡Viva el fútbol y sus novelas desopilantes!