Los cachorros de River tras la zanahoria del Clausura…

En un rincón del Camp, Marcelo Gallardo, con el ojo avizor de un águila que es en realidad un buitre disfrazado, alista a su tropa de jóvenes prodigios para el próximo Torneo Clausura como si preparara un ejército de Picapiedras a punto de hacer su debut en la era moderna del fútbol. ¡Que nadie diga que el Muñeco no tiene olfato para encontrar los tesoros ocultos! Ahí están Bautista Dadín y Giorgio Costantini, dos talentos salidos de la cantera de ‘Los A-go-gos’, listos para colarse entre los cracks y demostrar que el futuro del fútbol argentino está en manos de estos cachorros con botines de oro.

Bautista Dadín, el Hércules del gol, amenaza con romper las redes de los arcos rivales al estilo de un simpático Sansón futbolístico. Sus números son una mezcla de datos y recetas de la abuela: 24 goles en 25 partidos, ¡un dulce de leche goleador que podría derretir cualquier helado en pleno invierno! Aún sin contrato profesional, Dadín es ese delantero que uno sueña con ver jugando en la plaza de barrio, batiendo récords con la pelota cosida al pie y dejando boquiabiertos a los porteros que, al final, solo pueden invitarle un mate de consolación.

Por otro lado, Giorgio Costantini es más conocido que el kiosquero del barrio: ya jugó en Primera, y contra Inter de Milán ni más ni menos. Entró al campo como si fuera un ganso en una boda, y no solo no se dejó intimidar, sino que se dedicó a repartir pases como si fueran caramelos en Halloween. Gallardo parece haberlo visto como la próxima varita mágica del mediocampo, y desde aquel partido lo tiene bajo la mira del catalejo, asegurándose que cada pase suyo sea tan preciso como un encuadre suizo. Con esta dupla rejuvenecida, seguro que River tendrá en su arsenal la frescura de una limonada bien exprimida para afrontar el Clausura 2024, siempre con el ADN millonario bien plantado, como raíces de árbol en el Amazonas.