Fútbol, bisturí y mucha paciencia…

Mientras su hermano Juan Cruz apenas calentaba motores y estrenaba camiseta en el River Camp, Maxi Meza estaba protagonizando una telenovela digna de prime time, con la cirugía número 25 de su carrera… ¡y todo por una rodilla más testaruda que una mula comiendo pasto en una autopista! El pobre Maxi tuvo que pasar por el taller de los médicos de River con más expectativas que un hincha en pleno Superclásico, y resulta que lo operaron un lunes por la mañana, porque todo lo bueno, como el fernet, lleva tiempo.

Maxi ahora es parte del club “muletas y reposera”, y dedicará entre dos y tres meses a soñar con octavos de final de la Libertadores gracias al duelo mucho más épico de lo previsto con su rodilla derecha, la cual ha visto más aventuras que el mismísimo Indiana Jones. Por suerte, la operación salió a pedir de boca, y los doctores aseguran que el #8 correntino podrá volver a patear la pelota más fuerte que Hulk enfadado, pero más tarde, cuando las nubes de tormenta se hayan disipado.

Después de un primer semestre que pareció más bien una visita al circo con desastres y un golazo histórico en medio de aderezos, Maxi ahora se enfrenta al ojo del huracán: la recuperación. Con un currículum que incluye gambetas comprometidas y lesiones exóticas, seguramente se preparará para volver corriendo en círculos como si nunca hubiera tenido una pausa supervisada por médicos de renombre mundial. ¡A por ellos, Maxi Meza!