¡Rompieron la niebla! O al menos eso intentaron…
Gallardo y sus muchachos llegaron al entrenamiento preparados para enfrentar a sus rivales, pero nadie les dijo que esta vez sería una batalla contra las nubes. Sí, porque al mejor estilo de una película de fantasmas, River entrenó en un campo donde la niebla era tan densa que más de uno buscó a Scooby-Doo y a su pandilla para resolver el misterio. Con la visibilidad más baja que la autoestima de un hincha tras una derrota, los jugadores navegaban en un mar gris buscando asegurarse de no patear la cabeza de un compañero por error.
Las redes sociales estallaron de chistes, y no era para menos. Uno podría pensar que habían contratado a un mago para transformar el campo en una pista de patinaje cuevera. Enzo Pérez, alias “el capitán de la nube”, y sus compañeros posaron para unas fotos dignas de portada de banda grunge de los 90. Marcos Acuña parecía confundido, como si esperara que del próximo pase de balón surgiera el monstruo del lago Ness. Mientras, Paulo Díaz se mimetizaba con la niebla, llegando al punto de confundirse entre las pantuflas de algodón de una abuela.
Pero sin importar lo que escondiera el clima, el equipo se las ingenió para entrenar de cara al partido contra Platense, porque cuando el fútbol llama, no hay tiempo para bromas, ¡ni para nieblas! Y aunque Gallardo se quedó sin alguna de sus piezas clave, parece que su táctica incluye alguna carta mágica más, o al menos eso esperamos. Después de todo, si puede dirigir en la niebla, dirigir en el Monumental con un café debería ser pan comido.