Gallardo y su ataque de pánico por refuerzos…
En Núñez están con más prisa que un hincha buscando su camiseta roja un día de clásico. ¡Aceleren, que Juanfer Quintero vuelve y Gallardo está que se trepa por las paredes! Y es que al Muñeco se le están acabando los cigarrillos de la paciencia, mientras la dirigencia del club anda manejando los fichajes como si fueran extras para su telenovela de refuerzos. Mientras tanto, Juanfer esquiva más deudas que un estudiante universitario a fin de mes.
El pobre América de Cali, donde Quintero juega de momento, está más seco que sandwich de microondas y no puede ni pasarle la coima al arquero suplente. River, en un movimiento de ajedrez a lo Bobby Fischer, trata de destrabar la salida del colombiano haciendo promesas más ambiciosas que las de año nuevo. Y no están solos en esta gesta: mientras Draghi negocia solvencias en Europa, Andrés Fassi evalúa si firmar el traspaso de Galarza Fonda y Portillo o irse a comer un choripán en la costanera cordobesa.
La cereza del postre es el pretendido Maher Carrizo, que parece más inaccesible que un álbum de figuritas completo. A este lo quieren más que el último iPhone, pero por ahora, Gallardo mira al horizonte con una lágrima en el ojo, esperando que alguno de sus deseos se haga realidad antes de que cierre el mercado. ¡Vamos, Muñeco, que la fe mueve millones, o al menos unos dólares desde el Monumental!