El nuevo ídolo de la banda es un Salas… ¿de Corrientes?…
¡Volvió Salas a River! Bueno, no exactamente… Los hinchas tuvieron que limpiar sus anteojos para asegurarse de que no se trataba de un error: otro Salas, esta vez correntino y con el mágico dorsal #7 en la espalda, corría por el campo como si estuviera persiguiendo un bondi que se le había escapado. Entre Curuzú Cuatiá y Temuco hay como 2.000 kilómetros, pero nada impide que el apellido Salas vuelva a hacer de las suyas en el verde césped. Maxi, el flamante refuerzo, llevó su enamoramiento con la camiseta a un nuevo nivel con un golazo al estilo “exclusiva de Gallardo”. ¡Apuntó al cielo con el dedo, como si estuviera invocando a los sabrosos asados de su infancia!
Y claro, el Matador original desde algún rinconcito del universo sonría, quizás mientras cortaba ajíes para el chori del domingo. Entre tantas emociones, el Gordo probó su habilidad como detective al descifrar un enigma en el área rival con movimientos que ni un pretzel bien enroscado podría igualar. ¡Qué manera de debutar, con un gol que fue más trabajo en equipo que la organización de una despedida de soltero en el Amazonas!
Al final del partido, Maxi Salas se ganó su primera ovación y casi sale con pancartas ofreciendo autógrafos en el Obelisco. Pese a ser un delantero que a veces parece jugar en patines, su entrega y pasión lo pusieron en el aplausómetro del Monumental. ¡De Corrientes a la gloria millonaria, Salas es ahora una leyenda en formación! Uno de esos momentos en los que hasta las lágrimas de felicidad piden aumento de sueldo.