El correntino que revolucionó al equipo de Gallardo…

Maximiliano Salas, con más energía que un niño después de comer un kilo de azúcar, se ha convertido en el motor de River Plate. No solo contribuye con su habilidad en el campo, sino que también ha dado al equipo una inyección de actitud que despertaría hasta a un oso hibernando. En su debut, logró intimidar a los defensores de Platense con un golazo, demostrando que cada balón es para él tan importante como encontrar el control remoto en un día de lluvia.

Dentro del vestuario, Salas es una especie de gurú con la autoridad de un gato que cancherea a su dueño desprevenido. Sus compañeros dicen que su influencia va más allá del campo, convirtiéndose en un ejemplo de ambición y esfuerzo. Viajó desde la humildad de Curuzú Cuatiá para conquistar el monumental con el poder de un huracán en un vaso de agua. Entre bromas, sus compas lo apodan de mil formas, desde Búfalo hasta Tractor, según el humor del día y el tipo de verdura que desayunaron.