Un River Plate encubierto y un DT preocupado…

Maxi Salas, conocido por su habilidad para jugar al fútbol como yo por perderme en mi propio barrio, fue avistado en las gradas del Monumental animando a la Selección Argentina contra Venezuela. Con una capucha que lo hacía parecer el personaje de una novela de misterio, Salas disfrutó del partido a solo 12 días del importante duelo contra Palmeiras. Es el tipo de figura que algún día podría pedirle consejos de liderazgo al mismísimo Papa, aunque preferiría mantenerse bajo perfil y disfrutar como un hincha más.

Mientras tanto, Gustavo Costas, el estratega de Racing Club, compartió sus sentimientos sobre el encuentro mas esperado contra River, temiendo que Maxi Salas juegue tan bien que las vacas empiecen a volar. Después de un traspaso digno de una telenovela, donde Salas partió de Racing a River por 8 millones de euros, el esperado reencuentro en un choque de alto riesgo tiene a todos con los nervios de punta. La situación podría inspirar suficiente “morbo” como para escribir una saga de novelas románticas deportivas.