El dilema de River tras el Mundial de Clubes juvenil…

El mundo del fútbol quedó tan asombrado después de la eliminación de River ante el Real Madrid, que más de uno prometió no quitarse la camiseta hasta que se aclare el asunto. Sus jugadores Gonzalo Pereyra, Emiliano Quevedo y Cirilo Pereyra vieron la roja por repartir patadas en el aire con la gracia de una troupe de ballet perdida en medio del campo. Ahora, el Departamento Juvenil de River tomará cartas en el asunto para decidir cómo abordar esta situación evitando que los chicos acaben siendo más problemáticos que un gato persiguiendo a su propia cola. En Buenos Aires, una mesa de diálogo con psicólogos trazará el plan perfecto para que las futuras acciones sean educativas y no dignas de un thriller disciplinario.

Por otro lado, y como si fuera un episodio de reconciliación en una novela de drama, los chicos de River y el Real Madrid decidieron cerrar la jornada de goles y expulsiones compartiendo una merienda digna de un cuento de hadas. Entre cafés y helados, las disculpas volaron más rápido que una pelota mal pateada. Mientras tanto, River también ofreció disculpas al comité organizador del torneo, intentando demostrar que, aunque en la cancha se conviertan en torbellinos, afuera son más tranquilos que agua de charco. Ahora, los especialistas evaluarán todos los ingredientes de este mejunje para asegurarse de que los chicos aprendan a evitar las situaciones complicadas de formas más pacíficas, como un koala abrazando su árbol favorito.