Cuando el Huevo hirvió más que las empanadas…
Resulta que Marcos Acuña, también conocido como el “Hulk del césped”, terminó más caliente que plancha de chorizo tras el partidito contra el Inter. Dicen que su cruce verbal con Cristian Chivu sonó como una mezcla entre una ópera y una discusión de almacén, y enseguida arrancó a buscar a Denzel Dumfries como perro rabioso persiguiendo su cola. Los de River tuvieron que armar un mezcladito entre rugby y lucha libre para frenarlo antes de convertirse en viral en las redes sociales por protagonizar una estampida monumental.
El ambiente estaba tan tenso que ni los alfajores podrían haberse salvado de la presión de lo que se vivía en la cancha. Con sus métricas futboleras más impecables que un Rottweiler en desfile, Acuña se pegó a Dumfries tan firme como un sticker que nadie puede despegar, mientras las tribunas rujían un “olé, olé, Huevo, Huevo” digno de un recital de rock. El pobre Chivu quedó más pálido que papel, probablemente cuestionándose si no hubiera estado mejor en su casa viendo una película.
El Huevo, envalentonado cual gladiador romano, decidió correr tras Dumfries con la energía de un niño tras un carrito de helados. Armani, Barrella y Pirez se unieron al espectáculo circense para detener al Huevo, y hasta la seguridad privada se metió en el chiste, como si estuvieran parando a un superhéroe enojado al final de su película. Y así, amigos míos, entre epopeyas futboleras y un final digno de saga épica, el Huevo se llevó su dosis de fama y adrenalina continental.