Un minuto de silencio y aplausos estelares…
El Superclásico, esa batalla épica que transforma la Bombonera en volcán y Monumental en selva, tuvo que hacer una pausa digna de una telenovela en el predio de Lionel Andrés Messi. ¿La razón? Nada menos que un homenaje a nuestro querido Papa Francisco. Cuando el fútbol argentino se arrodilla, no es para seguir la jugada, sino para recordar al Sumo Pontífice que alguna vez pateó una pelota rechazada por los mismísimos ángeles.
Con un video emotivo, tan emotivo que hasta los hinchas más bravos necesitaron un pañuelo o la camiseta, la AFA relució al “Papa del Bajo Flores”, al que el cielo tuvo que hacerle lugar hasta con escobilla. El audiovisual fue un ovni de emociones, rememorando a un Bergoglio que, como buen director técnico, rompía los esquemas y jugaba partidos donde nadie imaginaba. ¡Qué distinto era! Un Papa que caminó al Vaticano como quien dribla defensas, y fue a tirar caños mentales como quien va al banderín del córner.
Con el video dando sus últimos acordes, la sala protagonizó un silencio tan profundo que uno podría haber oído una pluma caer, seguido de una ovación casi tan fuerte como un remate de canguro hiperactivo. Así, dieron pie a la entrada de los gladiadores Lucas Martínez Quarta y Agustín Marchesín, listos para sus estrenos verbales, recordando que el show debe continuar, aunque haya un partido en el cielo.