El traspaso futbolero más disparatado del año…

En el alocado coliseo del mercado de pases, donde los contratos vuelan más rápido que los pedidos de pizza en el entretiempo, Rodrigo Aliendro está a punto de cambiar sus colores. River, el club donde era tan necesario como un paraguas en el Sahara, le dijo que adiós, dejándolo tan libre como un canario escapando de una jaula. Por suerte, Vélez le tendió una red de contención mejor que la de un portero atajando penales, y está a un paso de firmar por dos años con los fortineros.

El entrenador Guillermo Barros Schelotto, cuyo interés por Aliendro ha sido más notorio que una camiseta de Boca en la tribuna de River, aseguró que el volante era su expreso, como si del repartidor de sus sueños se tratase. Aliendro, tras revisar las ofertas como si fueran cartas de amor, decidió finalmente que la Libertadores con Vélez sonaba tan romántica como un tango de Gardel, haciendo a un lado los flechazos de Estudiantes y Rosario Central para bailar con el Fortín.

Mientras tanto, el rumor lanza fuego desde las chimeneas del CARP, con nombres volando como pelotas en un partido de barrio. Se cuenta que Manuel Lanzini podría también cambiar su destino hacia tierras velezanas, aunque ello no son más que susurros en el viento. ¡El mercado futbolero no descansa, señores! El mundo del fútbol es más impredecible que un penal atajado por un arquero sin guantes, y cada cambio de camiseta parece parte de una telenovela futbolera donde el guion lo escriben las travesuras del destino.