Correría del Muñeco en medio de un torbellino…

¡Ay, qué lío tiene armado el pobre Gallardo! River Plate tiene más eventos en abril que una quinceañera popular. Después de un triunfazo en Perú, el Muñeco se levantó con una resaca de victorias que ni el Gato con Botas, pero su mente ya está pensando en el verde césped de Sarmiento de Junín. El calendario apretadísimo es más ajustado que los pantalones de un jugador después del tercer tiempo y con menos de 72 horas de descanso, Gallardo ya está eligiendo quienes se ponen la camiseta este sábado, dejando algunas sorpresitas en el banco para cuando jueguen contra el Barcelona de Ecuador.

Mientras los jugadores regresan a Ezeiza con las piernas más agotadas que un perro en una carrera de liebres, el descanso es corto y verán sus camas por poco más de un parpadeo. El sábado, el micro saldrá más temprano que un gallo cantor, listos para otra aventura futbolera en Junín. ¡Imagina la concentración en el Liberti esa noche! Puede que haya más ronquidos que estrategias futbolísticas, después de una maratón de avión, micro y emociones.

Entre jugadores con más vendajes que el hombre momia en Halloween y la saga de lesiones que parece no terminar, Gallardo se enfrenta al eterno dilema: ¿rotar o no rotar? Ese es el gran dilema. A ver si Santiago Simón, ahora libre de sus vacaciones de suspensión, rescata al equipo. Pero no nos olvidemos de las bajas estelares como las de Kranevitter y el Pity, quienes andan más enyesados que un caballero medieval en una feria. Así es como River juega la vida y los octavos cargados de retos y asfaltos llenos de baches rumbo a la gloria de la Libertadores. ¡Vamos River, a rodar, que el fútbol nunca duerme!