El Atajadón Intergaláctico del Pulpo…
Imaginá a Franco Armani con capa y antifaz, defendiendo el arco del Monumental de Lima como si fuera el superhéroe de las pelotas, ¡el Pulpo Volador! A poco del final, cuando River sentía un leve cosquilleo de susto porque la pelota quemaba, Álex Valera apareció como un ninja en el área chica, y el hombre del escudo millonario se lanzó como si hubiera visto un billete de 100 dólares volando. ¡Tremenda tapada, señoras y señores! El relator perdió la voz, los hinchas perdieron el aliento, pero el que nunca perdió fue Armani.
Tras la espeluznante aclamación de su atajada, era casi como si la Conmebol hubiese considerado inscribir su nombre en el Salón de la Fama de las Tapadas Memorables. Con la cámara lenta que parecía más un videoclip de slow motion, el mundo pudo ver al portero de dorados reflejos de un maestro jedi deteniendo el cañonazo con la calma de un monje tibetano. Si existiera un concurso de velocidad ocular, seguro que Armani ganaba. ¡Qué destreza y agilidad!
Y como si fuera poco, cuando el partido terminó, el hombre sin miedo a las alturas estaba listo para su siguiente misión, defendiendo su área con más pasión que un oso protegiendo su miel. Con su décima valla invicta, Armani se ha convertido en esa alarma confiable que no te deja dormir en el colectivo. Porque sabés que, donde otros flaquean, el Pulpo siempre estará ahí para salvar el día. Así que prepárense, Sarmiento, porque el guardián del arco sigue en pie… ¡y no hay quien lo baje!