Empieza la locura del Clausura futbolero…

¡Atención fanáticos del balón redondo! Boca y River se están poniendo las zapatillas de correr en el segundo semestre, con más presiones que una olla a presión olvidada en el fuego. Parece que a ambos se les olvidó echar harina a la colección de copas desde 2023 para unos y 2024 para otros. ¡A estas alturas, hasta el abuelo del fútbol argentino se olvidó cómo era festejar!

La historia reciente ha sido como ver dos trenes chocando en cámara lenta con los partidos de los gigantes europeos en el Mundial de Clubes. Se está por ver si podrán mejorar en casa o seguirán con el entrenamiento de ‘cómo no ganarles ni a sombra’. Mientras Boca quiere que Leandro Paredes sea el mesías del tablón y lleve al equipo a la gloria perdida, River intenta no perderse en un laberinto de camisetas brasileñas que parecen tener superpoderes. Si el camino se pone pedregoso, las alarmas van a sonar más fuerte que una murga en carnaval.

El hincha de Boca espera que Paredes sea como esa brujula mágica que no solo los guíe hacia títulos, sino que también los lleve directito a libertadores del 2026. River, por otro lado, lucha contra molinos de viento brasileños, donde hasta los pastitos del campo parecen moverse con más audacia. Si el equipo no afina los violines, les espera una sinfonía de exigencias que, según el rumor del barrio, ¡podría hacer hasta al Monumental temblar! Y como en una película cómica, si estos titanes del fútbol vuelven a ver la Libertadores por televisión, más de uno va a necesitar terapia de abrazos de sus abuelas. ¡Por un Clausura lleno de goles, gags y gambetas!