El colibrí del gol sobrevuela Núñez…

En el reino de River Plate, donde los hinchas manejan silbatos como si fueran directores de orquesta, un personaje excéntrico llamado Miguel Borja, conocido como “El Colibrí del Gorro”, ha logrado lo impensable. A pesar de las hojas cayendo cual papeles del entregador de excusas, y los resoplidos a todo pulmón cada vez que su dulce nombre resuena en los altavoces, Borja los cubre de manteca con su encanto goleador. ¡Aquí lo tienen, señores, encabezando la seductora estadística del Monumental, como el Messi de las estadísticas y rivalizando con la leyenda del mismísimo Cuco Muñeco Gallardo en sus propios dominios!

El director técnico, también conocido como el Maestro del Tablero, enfrentó un dilema digno de ajedrecista: ¿Perpetuar a Borja en el banco o ponerle una corona de papel bond y enviar al zaguero Driussi al mundo de las sombras? En Copa Argentina, con precisión de cirujano, Borja falló un penal que hizo que más de un dentista se pactara. Pero con un cabezazo a lo Inspectores Gadget, silenció a detractores y sumó su tanto número 39, estableciendo un nuevo capítulo en su ópera personal de Núñez.

Miguel “El Colibrí” Borja quizás no sea el héroe que merecen, pero con 39 goles bordados en botas aladas -y sólo 81 minutos por festejo- desentierra tatarabuelas de tricampeones en los anales del River Plate FC. Como joven mago del balón y entre lágrimas de pies de hierro fundido, se avecina un superclásico ante Boca, el escenario perfecto para volver a brillar en el firmamento futbolístico y dejar a todos con la boca abierta y un poco de alfalfa en la oreja, mientras el hincha de River se enfrenta a un debate existencial de las chancletas: aplaudir o reservar el silbato. ¡Miguel Borja queridos hinchas de River, capaz de plantar un árbol de goles bajo cualquier clima en su buscada primavera eterna!