El Colibrí busca volar más alto en River…

En un capítulo digno de una novela futbolera, Miguel Ángel Borja, más conocido como “el Colibrí”, se ha convertido en el Jorge Rial del fútbol, generando tanto amor y odio que en cualquier momento le abren un programa de chismes en ESPN. Y es que a Borja le quedan 157 días en River, más o menos lo que la tía Marta tarda en preparar la ensalada rusa para Navidad, y el muchacho quiere salir del club con más aplausos que abucheos. En medio de esta epopeya, decidió subir una foto a Instagram donde se lo ve forcejeando con Gallardo como dos jugadores de rugby, bajo el lema “trabajar duro es pasión”, porque claro, si no le ponía una frase motivacional, no era un posteo exitoso.

Borja espera (como yo espero al delivery) que el sábado Gallardo decida si juega ante San Martín de Tucumán en la gloriosa Copa Argentina. Maxi Salas está fuera, Sebastián Driussi atrasado en un limbo temporal con su alta médica y el Colibrí ve una chance de colarse en el equipo titular. Pero ojo, porque su competidor, Facundo Colidio, no es fácil de vencer. En estos casos, sólo falta que venga Tinelli y te mande un mensaje del público para ver quién lo hace mejor.

Los números de Borja este año podrían parecer de videojuego en modo amateur: promedia 48 minutos por partido y ha marcado menos goles que yo en la PlayStation. Pero el Colibrí no se rinde; aunque fue pifiando chances claras como quien busca WiFi en el desierto, sigue esperanzado de cambiar su imagen frente a los hinchas. Como si fuera el protagonista de una tragicomedia, Borja se prepara, no sin antes haber oído rumores de que hasta los Tigres de México querían a este querido Colibrí que, pese a todo, sigue revoloteando con esperanza deportiva en el Monumental.