Un 9 que toca menos pelotas que un equilibrista…
En el Monumental, escenario de grandes epopeyas y algunos olvidos de llaves de casa, el delantero Miguel Ángel Borja parece estar en una lucha interminable con la pelota. Sí, lector, ese esférico que otros ven como un aliado. Si el fútbol fuera tocar tambores, la línea de conga se perdería entre sus piruetas. Borja, con dos goles en 12 partidos en 2025, no grita gol desde febrero ¡y lleva dos penales fallidos consecutivos! Como quien dice: el arco es su kriptonita.
Este sábado, en el empate 2-2 contra Central, Borja pareció más un espectador distraído que un jugador. El delantero colombiano, un maestro de la invisibilidad, tocó la redonda solo 23 veces en 80 minutos en cancha y, como si fuera una misión secreta, ni siquiera intentó disparar. Las estadísticas lo muestran con una efectividad en los pases que rivaliza con la puntería de un ciego probando malabares en un circo. Ni siquiera un truco de magia de Gallardo logra enderezar su brújula anotadora.
Marcelo Gallardo, el gran Muñeco, se está convirtiendo en psicólogo a tiempo completo. Con el optimismo de un barrilete en un huracán, está intentando elevar la autoestima de Borja a niveles estratosféricos. ¿Lo logrará? Por ahora, el delantero sigue con el equipo, aferrándose a su titularidad como un arquero a sus guantes en plena tormenta de granizo. ¡Veremos si el debut en la Libertadores trae el milagro o si el colibrí se sigue chocando con el vidrio del arco rival!