Un delantero con más ilusiones que goles…

Facundo Colidio, el héroe de los goles flotantes en el aire, lleva 632 días armando su novela en River. Al estilo de un conquistador que viaja a la luna buscando queso, lleva 21 goles en 82 partidos sin tocar la melodía dulce que envuelve a un superclásico. Es como si el arco rival en esos partidos fuera el mismísimo Triángulo de las Bermudas: los goles y las asistencias se pierden sin dejar rastro.

El pobre Colidio, cual caballero medieval en busca del Santo Grial, trató muchas veces de romper las redes de su ex, Boca, pero cada intento fue como un chiste contado en latín: nadie lo entendió. En 283 minutos de puro sudor y lágrimas, pateó al arco cuatro veces, desvió un póker y hasta le pegó al poste en modo ‘y si no entra’. Como un tierno pingüino que sueña con volar, sus intentos dejan más preguntas que respuestas.

Cada superclásico Colidio regresa al campo, decidido a transformar la Bombonera en su jardín de goles. Y aunque todavía esperamos el festejo en slow motion con saltos mortales y trompetas celestiales, el deseo no se rinde. Mientras tanto, sigue soñando con festejar su propio gol, con los puños en alto, o como un niño que encuentra monedas de oro al final del arco iris.