El Monumental vibró… ¡pero de risa!…
En el Monumental, nada parecía más cantado que un gol de Copetti para salvar al Central. Sin embargo, el destino era cruel, jugó una broma cósmica y Enzo se pegó un festín de corbatas al no lograr embocarle al arco mientras Armani jugaba al Twister en el área. En ese momento, Ariel Holan en el banco hacía más malabares que un circo ruso, intentando procesar lo que sus ojos veían. ¡La pelota se fue tan cerca del palo que tuvieron que llamar al doctor para reanimar a los espectadores!
El pobre Santi López, que le había servido el gol en bandeja de plata, casi pide un cambio de nombre en el registro civil de la emoción. “Te juro que pensé que entraba, así como cuando le decís a tu mamá que vas a salir solo un rato y te quedás hasta las cinco de la mañana”, expuso resignado. Copetti, mientras tanto, parecía jugar una competencia de quién se agarra más la cabeza, si él o Holan. “Armani, sos un ninja de área”, habría dicho entre dientes, intentando encontrar consuelo.
En la conferencia de prensa, Holan se arrancaba canas imaginarias. “Mirá vos, qué cosa esta, era un gol más cantado que cumpleaños feliz con torta de chocolate”, filosofó. “Pero Armani hizo un achique digno de un león enojado por las deudas”, agregó riendo para no llorar. Así, entre risas y asombrados, Central y River se despidieron más empatados que dos imanes de polaridad opuesta.
