Un llamado telefónico que sacudió el fútbol…

Imaginate estar en tu casa, revisando el correo, cuando de repente suena el teléfono y es… ¡Ramón Díaz! Sí, ese tipo de algo tiene porque lo mismo ocurre con David Martínez. ¿Cómo decirle que no a esa voz seductora que podría convencer hasta a una piedra para jugar al fútbol? Claro, David, con su CV que parece más largo que el de un político en campaña, no pudo resistirse y se subió al primer avión a Paraguay.

Ahí estaba, en el Aeropuerto Silvio Pettirossi, hablando con periodistas como si fuera una estrella de rock del fútbol, contando cómo le hizo ojitos el Decano. “Me gusta el proyecto”, dijo, como si estuviera describiendo un plato gourmet. Preguntale a cualquier futbolista aconsejado por Messi, y seguro que te dirá que eso pesa tanto como una bolsa de naranjas justo para el tercer tiempo.

Y así, después de despedirse de River y de Messi, como si fuera la última escena de una novela, con foto y camiseta autografiada incluida, David se prepara para cambiar las aguas de Miami por las calles empedradas de Asunción. ¿Lo próximo? Ganar algo en Olimpia, por supuesto, porque si Ramón llama, es porque de seguro alguna locura buena se viene.