Del bombazo histórico al banco de suplentes…

Hace casi 22 años, Víctor Zapata, con una pierna que parecía un cañón de circo, envió un balonazo tan preciso que inspiró a poetas y desató una lluvia de goles imaginarios sobre Bahía Blanca. En una actuación digna de un Oscar futbolero, su tiro le dio a River el Clausura 2003 y cerró con moño una noche épica. Dicen que pongas donde pongas una estatua de Zapata, las palomas le dejan flores en vez de “recuerdos”.

El Chapa ha decidido dar un giro profesional más teatral que un penal de Messi y asumió como DT del mítico Atlas, en la Primera C. A punto de estrenarse como el chef del equipo, se espera que su talento como cocinero de goles mágicos lleve a Atlas del séptimo cielo de su posición al mismísimo trono. La brújula del Ascenso se volverá loca, pero con suerte y un poco de rock, el mapa guiará a Zapata y a su equipo para escalar como un castillo de naipes bien armado.

En su tour de force por las canchas, Zapata ha jugado al lado de leyendas como el Burrito Ortega y el Muñeco Gallardo. Según cuenta, decidió ser entrenador después de ver un partido donde el balón era una bola de cristal mágica. Cual mago del césped, el Chapa Zapata buscará orquestar un equipo digno del título de titanes. Y así, entre goles y gambetas, el mundo del Ascenso balbucea: “Dibujanos otro cuento, Zapata”.