Felipe Álvarez aventura charrúa…
¡Detenga las rotativas! Felipe Álvarez, el joven héroe de la Reserva de River con una sonrisa que ilumina más que reflector del Monumental, se ha marchado para conquistar tierras uruguayas. Cansado de buscar el gol como si fuera el Santo Grial -tal vez en la lista de cosas imposibles como encontrar un diente de unicornio-, el muchachito se va al Racing de Montevideo. Ojo al piojo: River no se olvida y se queda con medio pase, quizá esperando que el buen Felipe valga lo mismo que un lingote de oro en unas tempranas vacaciones de invierno.
Mientras Felipe empaca sus sueños y un par de botines, otro guardameta, Lucas Lavagnino, se muda a Independiente. ¿En qué momento el fútbol se transformó en un capítulo de ‘Gran Hermano’ con tanta gente yéndose de la casa sin parar? En un abrir y cerrar de ojos, se presta por un año y medio, como quien pide la abuela que le prepare milanesas hasta el 2026. No hay quien se resista a esa tentación.
Para cerrar con broche de oro (o de otro metal menos valioso, según los resultados deportivos), Enzo Rubio también decidió cambiar de aires y se va a Unión, firmando con la serenidad de quien compra una rifa, con esperanza pero sabiendo que igual le queda algún vuelto para gastar en kioscos futbolísticos. Enzo espera que en el nuevo patio de recreo pueda seguir piloteando la pelota como en sus mejores sueños. ¡Suerte en la aventura, grumetes del balompié!