Rodrigo Castillo: de River a Loboville…

¡Ay, qué historia tiene Rodrigo Castillo! Como un jugador de metegol que sale disparado al girar la manija, su carrera ha sido un tornado de emociones. Mientras River se aferraba al triunfo en el Bosque, este muchacho de Venado Tuerto no solo les empató, sino que lanzó un grito de gol tan fuerte que confundió a todos los lobos locales. “Mi idea era no gritarle el gol a River, pero al final me salió”, declaró, como si su voz tuviera vida propia y un amor clandestino por el escándalo.

Resulta que este buen muchacho empezó su periplo futbolístico en las inferiores de River, una decisión que se gestó gracias a una iluminación divina recibida por el papá de Nacho Scocco. Héctor, como un cazatalentos con visión telescópica y hambre de hallazgos, detectó el talento de Castillo desde kilómetros y lo trajo a los pies del Monumental. Fue un amor futbolero a primera vista que ni el más romántico hincha de telenovelas podría imaginar.

Rodrigo no solo se templó entre las filas de River, sino que compartió cancha con la leyenda misma. Gallardo, como un sabio maestro de artes marciales, le dio instrucciones dignas de película: “¡Pibe, salí jugando de abajo y que no te tiemble la patita!”. Y así, con la frente en alto y la zurda afilada, Castillo partió hacia Gimnasia, donde hoy es el goleador que los lobos adulan. ¡Mañana se enfrenta a su pasado, dispuesto a rugir de nuevo en el Monumental!