River: entre chistes y banderazos en Seattle…
En un rincón del mundo donde los taxis son ubers con sombreros de vaquero, River se apronta para una epopeya digna de las historietas ante el Inter italiano. Mientras tanto, D’Onofrio, el sensei del sarcasmo, desempolvó su varita mágica y lanzó un hechizo verbal hacia la otra ribera del Riachuelo que hizo eco hasta en las sierras cordobesas. ¡Qué magia, Rodolfo! El círculo de hinchas de River en Seattle lo ovacionó cual superestrella de rock en pleno estadio de galos celtas.
En otro capítulo de esta tragicomedia futbolera, el conjunto de Boca sufrió lo que se denomina el síndrome de la butaca vacía en Nashville, con un estadio tan desierto que hasta un cactus se hubiera sentido solitario ahí. D’Onofrio, con su estilística de comediante profesional, lanzó una flecha envenenada con nostalgia a aquel glorioso día de Madrid, recordando a los vecinos que desde ese entonces están más secos de títulos que planta en el desierto de Atacama.
En tanto, del otro lado del charco (del Río de la Plata, claro), los fanáticos riverplatenses se agolparon en Seattle para darle ambiente al banderazo más eufórico desde el clásico cuento de Caperucita Roja. La multitud rugió con pasión, sumando petróleo al motor del equipo de Gallardo, que se prepara para escribir una nueva saga contra los italianos de Inter. ¡Mozzarella y dulce de leche futbolero para todos!