Portillo, Galarza y sus aventuras futboleras…
En el mágico universo futbolero donde hasta los relojes toman café con medialunas, Juan Portillo y Matías Galarza Fonda han conquistado el mercado invernal de River con tanto entusiasmo que las telenovelas parecen aburridas en comparación. Mientras los chicos estan absortos en los dibujos animados, estos dos refuerzos, cual superhéroes con pies de barro, plasmaron sus firmas en un contrato que, esperemos, no esté escrito con tinta invisible. ¡Cuidado, Harry Potter!
Desde las tierras coloradas de Misiones hasta las jornadas épicas en Paraguay, Juan Portillo ha demostrado la habilidad de un camaleón en una cancha de fútbol recibiendo un caramelo gigante. El hombre corre de aquí para allá con la maestría de un equilibrista sobre un monociclo, y para recordarle al mundo que el tiempo vuela más que la pelota, lleva un reloj de arena en el cuello, no vaya a ser que se le quede la arena en los bolsillos.
Y ahí está Matías Galarza Fonda, el hombre que le dijo “no” a los guantes y “sí” a la número cinco. En su casa, cualquier pelota que entraba al arco salía con un autógrafo. Es su destino, como los parientes del Ratón Pérez están destinados a los dientes. En su debut para la selección, un descuido globalizó su error de vuelo: hasta los satélites lo buscaban en Japón mientras él estaba comiendo sushi en el avión. Ahora, ambos están listos para despegar sus alas en River y dejar una huella profunda… ¡y esperemos que no sea la de una bota en el barro!